lunes, 4 de mayo de 2020

¿COMO CALMAR LOS ENOJOS DE MI HIJO?

Uno de los retos psicológicos más perturbadores de ser padre es el de tener un niño crónicamente irritable, enojón y con rabietas explosivas. 
De hecho, el enojo y la irritabilidad están
entre las razones más comunes por las cuales los padres consultan a expertos en la salud. 
La irritabilidad puede tener un efecto dañino en el desarrollo del niño, la relación padre-hijo y la vida familiar 
Lo que es peor, los padres se desesperan en sus intentos para calmar al niño. 

Y cuando nada funciona, los padres normalmente se sienten inútiles y se preocupan del por qué su niño parece infeliz la mayoría del tiempo. Para el niño, es una experiencia inquietante el no ser regular, cuando las cosas cambian a una nueva actividad, como el vestirse o el bañarse pueden iniciar una rabieta. 

Usualmente, este tipo de niños aprenden a depender de sus padres para que los calmen, ya que no poseen de estrategias propias para hacerlo. 

Y ya que son irritables la mayoría del tiempo, puede que no experimenten relaciones satisfactorias con otras personas. 

Hay muchas razones por las que un niño es irritable o tiene problemas para regular su estado anímico. Es útil que los padres entiendan que puede estar iniciando esta irritabilidad, como también, el aprender maneras de ayudar a su hijo para que este aprenda como mantener la calma cuando se encuentre frustrado o afligido. 

Esta pequeña guía te ayudara a lograr exactamente eso, al mostrarte un método cómodo de leer y fácil de seguir que te instruirá en como calmar a tu bebe, con una mezcla, orientada a la familia de guías, soporte y técnicas eficientes.


                            ¿QUE HACE QUE TU HIJO SEA IRRITABLE? 



Es importante el no pasar por algo el impacto que el estado de humor de los padres tiene sobre sus hijos, no es inusual que los niños con problemas anímicos tengan padres que también luchan con estos problemas. 

También existe el componente genérico. Puedes tener un abuelo que haya sido diagnosticado con ansiedad, un tío con depresión o tú mismo has estado luchado con un desorden anímico durante tu vida. 

Si este es el caso, se vuelve mucho más importante el consultar con un profesional de la salud mental para entender si tu hijo puede tener un desorden del humor que lo hace irritable. 

Cuando los niños son expuestos a un padre enojado, irritable o deprimido, la mayoría del tiempo, aprenden a responder a este tipo de emociones. 

Así que aunque tu hijo no tenga un desorden del humor, puede aprender la manera en que estos se comportan. 
Lo importante para ti como padre, es el de cuidar de ti mismo y el de encontrar maneras para calmarte de tal manera que siempre estés disponible para la difícil tarea de ser padre. 

Problemas Comunes de Irritabilidad 
  • Sobre-estimulado por estimulación sensorial
  • Facilidad de angustiarse
  • Alergias, problemas médicos 
  • Reflujos, problemas alimenticios 
  • Malas habilidades organizativas 
  • Abrumado por los límites y los cambios
  • Inflexibilidad e inhabilidad para adaptarse 
  • Vida hogareña desorganizada
  • Padre o padres enojados o deprimidos 

A veces, los padres sienten que caminan de puntitas alrededor de su hijo irritable. 

Podrían estar asustados de colocar un límite o imponer un cambio de actividad, ya que saben que su hijo muy probablemente explote y haga una rabieta. 

Algunos padres estructuran cada minuto del día de su hijo para mantenerlos organizados, pero esta técnica es un arma de doble filo. 

El sobre-estimular al niño o el darle una actividad tras otra para distraerlo puede ser contraproducente, además de causar que el niño se vea inundado con muchos estímulos, llevando a un ciclo infinito de rabietas. 

En estudios científicos de niños irritables con problemas de regulación, los expertos encontraron que estos niños se expresan a si mismo a través de señales de angustia. 

Podrían gritar, patear, empujar, morder y gritar para hacerte saber cómo se sienten. 

Puede haber pequeñas y tranquilas discusiones sobre algunas cosas, o actividades felices que ocupen su tiempo. Este estado de caos e intensidad causa que la interacción padre-hijo se vea quebrantada y, por lo tanto, que todo lo demás se vuelva negativo. 

A veces, los padres se retiran o dan la espalda para evitar interacciones negativas con su hijo. 
Además, podrían dejarlos jugando solos cuando están felices y perderse la mejor oportunidad para interactuar con ellos. 

                                    
                                         ¿COMO ES QUE UN NIÑO SE VUELVE CALMADO? 

Todo niño debe aprender cómo manejar su propia angustia. 


Inicialmente los padres calman al niño. Mientras leen las señales y ven que funciona, descubren una cantidad de estrategias calmantes que funcionan.

El niño empieza a procesar mentalmente estas estrategias y gradualmente toma el control de la tarea de calmarse a si mismo. 

El proceso de volverse una persona bien regulada depende de ciertas habilidades. 

El niño también necesita de modelos en su medio ambiente sobre cómo puede calmarse a si mismo. Aquí hay algunos métodos que ayudan a un niño a regularse a si mismo de buena manera:  

Cuando los bebes lloran, es util el tener a un padre responsivo, preocupado y sensible que los ayude a calmarse. Esto le da al niño un mensaje de que sus necesidades básicas pueden ser cumplidas y de que hay maneras de manejar la angustia. Este paso requiere que el padre o los padres sepan cómo leer las señales y gestos de su hijo, como también tener un arsenal de estrategias para poder calmar a su niño al alcance de la mano. 

Mientras el niño madura, aprende a internalizar las estrategias para calmarse a si mismo. El uso consistente de buenas estrategias calmantes ayuda al niño a aprender cuales usar en distintas situaciones. El también observa como otros resuelven problemas similares y aprende cuando y donde usar cierta estrategia. 

Las estrategias calmantes y modificaciones medio ambientales son más útiles cuando se anticipa que podría salir mal y se tienen las cosas en posición para ese momento cuando el niño lo necesite. Esto nos lleva a la importancia de enseñarte al niño a entender los precursores de la irritabilidad, a anticipar el comienzo de la frustración y angustia, y como usar las estrategias apropiadas que estén disponibles. 

El auto-calmarse depende de la habilidad para resolver problemas antes, durante y después de un episodio angustioso. 

El niño gradualmente aprende una variedad de maneras de ayudarse a si mismo a organizarse y monitorear sus propias acciones y como tolerar varias emociones negativas.

Para ayudar a tu hijo a volverse un niño pensante, es útil el ayudarlo a alejarse de las emociones negativas y ser comprensivo sobre la secuencia de eventos que ocurrieron.

Muchos padres dicen cosas como “Le he dicho mil veces que cuando se desmorona, debe ir a su cuarto y calmarse, pero nunca escucha. Si lo levanto y lo llevo allá, grita aun más.” 

El problema es que una vez que el niño alcanza un estado de angustia, podría apagar completamente su cerebro y no podrá seguir la estrategia que sus padres están tratado de enseñarle. 

Es por esto que es importante el desglosar la estrategia en distintos pasos para que el niño aprenda una aproximación exitosa sobre que podría funcionar. 


Por ejemplo, en lugar de esperar que el niño vaya directamente al cuarto, el padre podría guiarlo a ir a una esquina del cuarto y abrazarlo fuertemente mientras tararea una canción suave. 

La idea detrás de esto es la de enseñarle al niño como detenerse y pensar por un momento, luego ir lentamente hacia la anticipación de lo que podría salir mal, recordando la estrategia y usándola. 

No es hasta que el niño tiene la capacidad de recordar eventos pasados y reflexionar sobre lo que ha sucedido que son capaces de internalizar y usar estrategias que podrían funcionar. 

Aquí es donde el niño desarrolla una intuición de su comportamiento. 

El auto-calmarse requiere que el niño disminuya el estado de excitación que experimenta relacionado con la angustia. 

Un niño adaptable aprende a reconocer el estado interno de angustia e híper-excitación, luego encuentra formas de inhibir la excitación a través de estrategias, como la de cerrar sus ojos.

Un infante podría juntar sus manos o colocarlas en sus bolsillos cuando se les dice que no toquen un objeto frágil, por lo tanto, inhibiéndose a si mismo de una manera adaptable. 

Un adulto luchando por perfeccionar alguna tarea de gran dificultad podría tomar un descanso para refrescarse mental y físicamente, por lo tanto, evitando una rabieta de tamaño adulto.

La auto-regulación se desarrolla a través de interacciones sincronizadas, reciprocas y bien moduladas entre los padres y sus hijos. 

Una tarea del joven infante es la de ser capaz de tolerar la intensidad de la excitación que sienten mientras interactúan con papá y mamá. 

Un infante que es inundado con mucha excitación durante las interacciones, las evitara y se cerrará. 
Para que un niño experimente placer al jugar o interactuar con su padre o padres, necesita encontrar maneras para evitar sobre-estimularse. 

El niño debe encontrar un nivel óptimo de excitación interna para mantenerse comprometido con la interacción. 
Consecuentemente, los padres actúan para ayudar a regular la excitación del niño al sincronizar sus respuestas, reírse en el momento adecuado, dándole un toque periódicamente, alentándolo, y otros comportamientos que lo comprometen. 

Si eres muy activo, sin embargo, y haces más de lo que tu niño puede procesar, su respuesta será alejarse y angustiarse. 

Investigaciones han mostrado que cuando el padre y el hijo están fuera de sincronía, el niño aprende a alejarse de la interacción que lo excita de más. 

Esto puede llevar a retiradas continuas, resultando en inseguridades en las relaciones.

Así que, ¿cómo encuentras el nivel más óptimo de estimulación cuando interactúas con tu hijo? Lo primero que debes tener en mente, es que los niveles óptimos varían increíblemente de un niño al otro y dependen del umbral de excitación de cada uno, la tolerancia a la estimulación y la habilidad de controlar su excitación. La mejor manera de saber si vas por el camino correcto es al ver la respuesta de tu hijo. Si estas ofreciendo un nivel óptimo de estimulación, la sonrisa ocurre. 

Un incremento en la atención de tu hijo usualmente se relaciona a que tú mismo te has vuelto menos activo y más atento a lo que él hace. 

Presta atención a lo que tu hijo busca y necesita de ti. 

Si eres muy activo y directivo con él, es más posible que se vuelva menos enfocado y atento. 
Acá están las habilidades necesarias para que tu hijo se calme si mismo efectivamente: 

Provee un modelo de como se ve y se siente el estar calmado. 

Valida los niveles de angustia de tu hijo. Respóndele gentilmente a través de gestos y palabras. 

Muéstrale como calmarse en distintas ocasiones. 

Expande su repertorio de estrategias para calmarse a si mismo para que cuando una de ellas falle, otra pueda funcionar. 

Ayúdalo a encontrar actividades que le causen placer, para que pueda cambiar de un sentimiento de angustia a un sentimiento más positivo. 

Una vez que este calmado, ayúdalo a pensar bien que causo la angustia y que puede hacer para sentirse mejor la próxima vez que suceda. 

Mientras esta angustiado, ayúdalo a disminuir ese sentimiento. Usa estrategias calmantes que involucren habilidades cognitivas. 

Ayúdalo a pensar en cual podría ser el próximo pasó y a mantenerse concentrado en cumplir esa meta. 






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